lunes, 18 de junio de 2012

LAS CRUCES DE MAYO: PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE


Las peculiaridades y características de las cruces de mayo fernannuñenses
A primeros de mayo, muchos pueblos de España, especialmente en las provincias andaluzas de Córdoba y Granada, celebran las tradicionales “Cruces de Mayo”. Cada pueblo aporta sus características a esta fiesta popular que tiene su origen en la antigua Roma cuando, según cuenta la tradición, la madre de Constantino I el Grande encontró la verdadera cruz de Cristo, un 3 de mayo.
Es esta fecha la que tradicionalmente se suele tomar para en lo que antaño se celebraba la aparición de la cruz Cristo, unida al esplendor de la vegetación en la primavera. Los pueblos adornaban una cruz con flores y celebraban fiestas en torno a ellas.
¿Cómo son las cruces de Mayo características de Fernán Núñez?
Las cruces de mayo fernannuñenses poco tienen que envidiar a las de Córdoba capital. Éstas gozan de un ambiente y arquitectura privilegiados, pero las del municipio de la campiña alardean de ser más creativas y originales en sí mismas, ampliando el escenario a toda la calle y haciendo protagonistas a los vecinos de la misma. Sin embargo, el fin de ambas es el mismo, recaudar fondos para una cofradía o asociación.
Las cruces cordobesas son simples, clásicas, de un solo color o dos, y de tamaño, a veces, reducido. La calle, plaza o rincón típico cede, casi por completo, el protagonismo a la misma con poco decorado o muy austero.

 
1º Premio Cruces 2012. Fuente: “El Portal de Fernán Núñez”.

Las cruces de Fernán Núñez utilizan la calle por completo, eliminando el tráfico rodado de la misma. La distribución de los elementos que la componen asimilan a la planta de una iglesia, pero sin un techo que la cubra. En primer lugar, al principio de la calle, tiene lugar la portada, formada por un arco, arcos o puerta. A continuación se desarrolla un cielo de farolillos, cintas o cualquier otro elemento colgante provisto de colorido y luz. Las paredes se adornan con elementos tradicionales: aperos de labranza, tapices con cervatillos o escenas de la tauromaquia, platos de cobre, “machacaeras”, vestidos de flamenca antiguos, baúles, carteles de fiestas populares, y macetas, muchas macetas de gitanillas, geranios, cintas, etc., que los vecinos sacan de sus casas para mostrar al público. Al final de la calle tiene lugar la cruz de Mayo, en forma de altar. Esta se alza sobre un podio y se caracteriza por formas y colores originales a juego con la decoración. Detrás de ella, cerrando la calle, como en una especie de iglesia, se desarrolla el “retablo”, también a juego con la portada y la cruz y la decoración en general. Los elementos decorativos pueden ser de naturaleza acuática (chorros de agua), luz, flores, y con formas que recuerdan a los estilos artísticos característicos de Andalucía: arte hispano-musulmán, arte barroco, arte clásico… Otras veces se toman motivos de monumentos locales, y se reinterpretan para crear la cruz de mayo.
La cruz de mayo fernannuñense se caracteriza, pues, por ser construcciones efímeras con distribución en planta basilical, dotada de portada, nave y altar con cruz y retablo y cielo abierto decorado. Las formas decorativas pretenden renovarse cada año, para atraer la atención del jurado, llamar con su originalidad al tan apreciado premio. 

Cruces año 1969. Foto: Andrés Raya Saro.

Esta festividad característica se une a las cruces de mayo infantiles. A diferencia de aquellas, éstas se convierten en pequeños pasos procesionales. Los pequeños de la localidad intentan imitar los pasos de la Semana Santa, creando también originales y llamativas cruces de mayo, dotadas de flores y colores muy variados. La complejidad de las mismas aumentan conforme aumenta la edad del pequeño, que participa desde los 3 hasta los 14 años aproximadamente.  Dichas cruces inundan las calles de la localidad con el típico sonido “limosna para la cruz de mayo”. El desfile de las mismas termina en la Plaza de Armas, donde se entregan los premios a las distintas categorías participantes.


Por último, junto a las cruces, se encuentran los patios, rejas y balcones típicos. Todo este grupo está decayendo en la actualidad. Apenas participan patios y demás rejas y balcones. Esto se debe a diferentes motivos: el celo de algunos habitantes por mostrar las zonas comunes de su casa y sobre todo, a la escasez de tiempo para preparar dichos espacios que, por lo general, dejan poco beneficio, tan sólo el orgullo de mostrarlo al público y las felicitaciones recibidas. Los premios recibidos apenas compensan el trabajo dedicado y sólo personas de mayor edad, en su mayoría, continúan con esta tradición que, lamentablemente, está destinada a desaparecer.
                Como conclusión: estamos ante un patrimonio cultural intangible que tiene diferentes desarrollos. El éxito de las cruces de mayo, unidas a la actividad festiva y al beneficio que obtienen cofradías y asociaciones, permite que éstas se renueven cada año, mostrando originales y elaboradas escenas. Las cruces infantiles, por su parte, debido al beneficio obtenido de la recaudación de limosna, se mantiene estable con el tiempo. En contra, se encuentran patios, rejas y balcones, los cuales son un patrimonio que tiende a desaparecer, pues se desarrollan en casas típicas, que cada día son minoritarias por ausencia de protección del patrimonio urbanístico y requieren un trabajo que aporta poco o ningún beneficio a su titular. Es en este último punto donde se deben detener las administraciones para no llevar al destierro esta tradición y que las generaciones futuras disfruten de tales espacios como hoy día lo hacemos nosotros.